6. Un salto dentro de la superconsciencia

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Como la idea de fondo era explorar la experiencia de saltar al vacío de la hiperexistencia, además del delineador y mis tacos aguja, había traído conmigo la sustancia prohibida: Una llave cósmica que nos libera de las cadenas de la ilusión, al abrirnos camino a los universos infinitos, hacia la eterna profundidad de la luz.

Amanece. 5 am, Luna Llena. 

Habíamos creado en el autito un nido cómodo y abrigado
junto a una laguna donde cantan las ranitas. 

Estas experiencias muy hermosa serán, pero no son ningún chiste. Puede ser un tema serio faltarle el respeto a las medicinas. Al mezclarse todas las realidades, podría ocurrir la confusión de olvidar en cual de todas ellas se encuentra tu cuerpo, y las cosas podrían llegar a complicarse a menos que estés bien acompañado con alguien que sepa lo que estás haciendo y que esté muy atento a que no te pongas a jugar con fuego, ni a que sigas a aquella mágica ave desde el balcón del segundo piso. 

Maquillado y con las trenzas listas
para entrevistarte con San Pedro o con la policía.

Si estás dispuesto a lanzarte en solitario, tienes que estar muy atento de cuidarte a ti mismo
y cumplir aquella función con gran responsabilidad.

De todo se aprende.

Volviendo a lo que te estaba contando, eran las cinco de la mañana cuando comenzamos suavemente a sumergirnos en el expansivo mundo de la superconsciencia, explorando inicialmente el interés en las formas, los colores y la profundidad del pensamiento, para luego comenzar a fundirse con el campo cuántico y navegar en el simultáneo océano infinito en la realidad de todas las posibilidades.

Conservé durante todo el viaje el hábito de recorrer siempre el camino de vuelta hacia la realidad tangible, incluso después de que se hubiesen derrumbado todos los muros de la consciencia. Hermoso es el ejercicio de elegir el camino de regreso entre todas las opciones simultáneas y comprobar lleno de alegre asombro y alegría, que cada vez, elegí esta.

Este proceso ocurre sin que nos demos cuenta. 

Al elegir una realidad, elegimos esta. 

Este momento, este lugar, esta forma, este planeta, esta época. Toda esta creación, es una elección para representar el escenario disponible donde sería desplegada la consciencia. 

Cáchate este inmenso volón. No hay espacio, no hay tiempo, todo es un sueño etéreo que flota en la imaginación, y lo que existe como realidad es justamente aquello que estamos imaginando. Dentro de este sueño, al dormir, podemos volver a soñar para recordar que somos creadores de la realidad.

Blowinminder

That´s right baby.

Cuando algunos aparecen por ahí con ropa rara haciendo cosas locas y diciendo que somos dioses, me imagino que a esto es mas o menos a lo que se refieren. 

En este instante mientras lees, acaba de comenzar la existencia. Una existencia que comienza en cada instante. Es cierto, conservas la idea de un pasado, pero aunque pareciese que existe y que realmente lo viste, es solo la imaginación de algo que ocurrió. Esto no puede negarse, todo pasado es imaginario mientras lo recordamos. Recordamos que llevamos cierta cantidad de años viviendo en este planeta con todo lo que conlleva, pero como el pasado es imaginario podemos fabricarlo. 

Es lo que hacemos.

El pasado es tan imaginario como el futuro. En el espacio multidimensional que nuestra mente no puede comprender, no existe algo como espacio, ni algo llamado tiempo. En la profundidad infinita de la estructura que llamamos existencia, universo o dios, todas las posibilidades ocurren simultáneamente. 

El anoche jamás existió, nos inventamos esa idea como una excusa para explicar el hoy. 

Comienza mi existencia cobijado en la profunda creencia de esta verdad
y en ello transformo la vida.

Los hippies pachamamos abrazadores de árboles a esto le llaman recordar.

Recordar cada instante como el primero,
recordar cada instante como el final.
Así son estas medicinas.

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